Más de un centenar de personas se manifestó este miércoles por la noche frente a la señorial casa de Aníbal Lotocki, en el barrio de Florida, en Vicente López. También para expresar solidaridad con Silvina Luna y otras de las víctimas del médico condenado en primera instancia. “Yo solo quiero que se haga Justicia, sé de todos los casos que no se visibilizan porque me sumaron a un grupo de chat”, dijo muy conmovida la actriz y comediante Iliana Calabró, que se acercó al lugar. “Yo dejé de participar en el grupo de chat porque era muy doloroso, en algún momento abría los mensajes y eran muy duros”, agregó. “La muerte de Silvina me dio mucha impotencia y por eso estoy acá”, siguió. Entre otras damnificadas del médico, estuvieron la influencer y vedette Stefanía Xipolitakis y la ex pareja del médico Pamela Sosa.
Lotocki tiene ya una condena de cuatro años de prisión por lesiones graves a cuatro pacientes, entre ellas Luna, pero no está firme. Según el abogado Fernando Burlando –también presente en la marcha— podría derivar en una sentencia por homicidio. “La justicia tiene que establecer nexos”, entre el cuadro que empezó a sufrir la exparticipante de Gran Hermano tras las intervenciones estéticas que le hizo Lotocki y su fallecimiento, consideró el letrado. Para eso, destacó, servirán los resultados de la autopsia que se le hizo a su cuerpo.
Sobre las rejas negras que rodean la casa del médico, colgaban carteles que decían “Nos están matando uno por uno. Justicia”, “Lotocki preso para que no arruine ninguna vida más”, “Tenemos veneno en el cuerpo” y “Asesino”. Por momentos se aplaudía. Por momentos se pedía justicia. Y otra vez se gritaba “asesino”. En su gran mayoría había mujeres, pero también algunos jóvenes. Se respiraba bronca e indignación por las muertes de Silvina Luna y de Mariano Caprarola, ocurridas en el término de las últimas dos semanas. Muchos de los presentes tenían carteles con el rostro sonriente de la modelo fallecida el jueves último. “Descansa en paz princesa”, decía otra de las pancartas. “Silvina”, gritaba una mujer y quienes la rodeaban repetían “presente, ahora y siempre”. Otras voces, proferían insultos contra el médico. “Por las chicas que arruinaste”, se escuchaba también sobre la calle Beiró, a pocas cuadras de la Autopista Panamericana.
Las cortinas de blackout de la casa permanecieron bajas. No se asomó nadie por las ventanas. En el techo se destacaban dos górgolas decorativas iluminadas. En los alrededores, a algunas cuadras, se veía efectivos de la policía bonaerense.
“Yo nunca supe lo que me puso Lotocki hasta que la escuché a Sil en la televisión y dije ‘este es el que me operó a mí’”, dijo frente a la puerta de entrada a la casa del médico, Stefanía Xipolitakis y al escuchar insultos y el grito de “asesino”, pidió calma. “Es pacífico, chicos”. En ese momento, un hombre se puso a gritar: “Nos vamos a morir todos, en 20 años nos vamos a morir todos”, y la hermana de Vicky Xipolitakis se quebró y empezó a llorar. Cuando pudo continuar, agregó. “En la primera biopsia que me hicieron se rompió la aguja, por la dureza que tenía el material. En la segunda se pudo hacer y extraer algo y salió que tengo polímero industrial, es lo que sobra del plástico, ¡somos la resaca del plástico!”, detalló con la voz entrecortada.
Entre las manifestantes, se sumaron familiares de otras presuntas víctimas de mala práxis ocurridas a manos de otros profesionales médicos, como Roxana D Angelo, de 54 años, que llevaba una pechera con la que pedía “Justicia por Karina Azar”, su hija, muerta a los 19 años, tres años atrás, en la clínica Fátima de Pilar. Y Andrea Zapata, de Quilmes, que denunciaba a los médicos que atendieron a su hija, también de 19 años, fallecida hace dos años, en el Sanatorio Urquiza, de Quilmes Oeste. Y Lorena, de Ituzaingó, cuya hija –contó—murió en el Hospital Posadas, en 2022, a los 22 años.
Sol, una vecina del barrio, de 36 años contó que se acercó en solidaridad con las víctimas de Lotocki: “Por todas las chicas que no saben qué tienen en su cuerpo”, dijo a Página/12. Algunas personas llevaban velas, otras prendían la linterna de su celular. “Me da mucha tristeza que una chica tan joven ya no esté. Me da mucha impotencia”, decía Marcela, una ama de casa de Escobar que llegó a la convocatoria con su sobrina y un cartel que decía “Justicia por Silvina”. “La seguía hacía mucho. Me dio mucha pena su muerte. Lloré mucho”, contó. Sofía, de 19 y Daniela, de 21, llevaban una cartulina roja donde escribieron: “Cuántas víctimas más tiene que haber para que haya justicia”, y pedían que Lotocki fuera encarcelado. Lilian, de 60 años, maestra jubilada, muy conmovida también, llevaba una vela prendida: “Tengo mucha bronca por lo que le pasó a Silvina. Tiene la misma edad que mi hija”, repetía ante las cámaras de televisión, muy compungida.